Sin permanencia.
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Heme aquí de nuevo en el cierre de un año más, escribiendo desde el desastre que trae consigo ser persona y más si eres de esa gente que lee o que escribe.
En aquellas mañanas oscuras, de apartamento pequeño y ventanas que miran al vecino haciendo flexiones de pecho con la nalga al aire, solía tener pensamientos de terminar resolviendo la vida de la manera más sensata para esa mente, acabar la vida.
Y entre tanto pensar en acabar con aquella inocente vida, una de los pensamientos que comandaba era aquel de la impermanencia de las cosas, solía jugar en mi mente a un ejercicio que intentaba descubrir qué era aquello que perdura en el universo, para así descubrir cualquier otra cosa que fuera mentira y descartarla.
- “Pero maestro, ¿de qué mierda está hablando?”
- “Para el Yoga, la pregunta de la permanencia es sinónimo de Kali, el tiempo, lo que se destruye y nos fuerza a ubicarnos a nosotros mismos, a nuestros consortes y amigos sobre todo aquello que cambia; ellos deben ser ubicados en lo permanente”.
El ejercicio iba:
“En un universo imaginario donde hay un planeta llamado Tierra y en él habita un ejemplar de cada especie de ser vivo. Solo un humano, solo un león, solo un tigre, solo un árbol de coco, solo un árbol de manzana, etc, etc.
En este universo, ¿ese humano podrá experimentar todo lo que un humano actual puede experimentar? (en términos no físicos, dado que la fisicalidad del individuo siempre es diferente, pero, todos experimentamos amor, sufrimiento, felicidad, dolor y esto esta fuera de la fisicalidad).
En este universo, ¿es ese humano capaz de experimentar felicidad?
¿es ese humano capaz de experimentar tristeza?
¿es ese humano capaz de experimentar odio?
¿es ese humano capaz de experimentar lo que la musica hace sentir?
¿es ese humano capaz de experimentar lo que la compañia de otra persona es?
Ahora, si deshacemos al humano del planeta, ¿desaparece el amor?, ¿desaparece la felicidad?, ¿desaparece el concepto de moralidad?, ¿de lo que está bien y está mal?”
Y luego solo de curiosidad:
Ahora, que tal si desaparecemos todos los seres vivos, entonces desaparece el amor, el cariño, ¿que es lo que perdura del universo entonces?
¿Qué es lo que perdura del universo entonces?
Lo he experimentado, he estado ahí, si no es gracias a la experimentación no lo hubiera descifrado, ayer tuve un evento canónico en mi vida y la escritura ha estado Siempre para mi, ayer de evento canónico fui cordialmente invitado a ser parte de la impermanencia de la vida de ella. Pero sí hay algo eterno, hay amores que duran para toda la vida.
El hecho de pensar que todo se acaba, que todo muere, que nada es eterno, ayudó a que yo me hiciera impermanente en aquello que quería fuera permanente.
Para cuando tenía esos pensamientos suicidas, los pensamientos de desvivirme se fortalecian con la idea de que: “¿para que voy a dar mi 100% si todo se acaba?.” “No es necesario darlo todo porque igual va a morir.” “Si todo es impermanente incluso este cuerpo, ¿para qué seguir entonces?”.
Fue hasta cuando pude descubrir aquello permanente, aquello eterno, aquello que no cambia, aquello que sin importar el tiempo y los cambios se mantiene intacto.
Tanto así es aquello que sin tener nombre y que incluso luego de desaparecer todo lo que puede existir, ahí está.
El descubrimiento también estuvo acompañado de resolver el gran problema del autosaboteo, o que es lo mismo que esos pensamientos: “¿para qué voy a dar mi 100% si todo se acaba?”.
Justo el autosaboteo es el polo opuesto a lo que he querido ser y que ahora estoy en busca de ser con más fuerza.
Asi se escuche como una declaración más, así como sé de lo eterno, así como he experimentado la fuente y lo que no cambia, así seguro estoy de este amor de mi vida, a pesar de la impermanencia.
Hablando con una amiga de los amores, me dijo:
“Cada amor es el amor de la vida, es el amor en esos momentos de tu vida, luego puede venir otro amor de tu vida”.
“Para mi el amor no es eso, para mi el amor es al contrario: ver como una persona puede convertirse en muchas a lo largo de su vida, y estar ahí para verlo, disfrutarlo y acompañarlo, es ver lo permanente en lo impermanente”.
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