Cap 2: Gata Gris.
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Para su cumpleaños número 43, Gata ya llevaba dos países consecutivos recorridos en Sur América y cumplió su meta de pasar su cumpleaños fuera de Brasil, su país de nacimiento. Trabajando con artistas digitales y plásticos, logró crear una galería la cual empezó como ayuda a Sandro.
- “Es un pintor bastante talentoso pero con muy poca exposición al público.”, contó Gata a Andrea en una conversación en el parque un domingo después de ir a la montaña.
De camino a casa, Gata decidió un día inscribirlo en un concurso y la pintura de Sandro ganó el primer puesto, desde entonces Gata se convirtió en su manager y de otros artistas también. Había conseguido ahorrar el dinero trabajando por 7 años seguidos en esto, ahora Gata tenía su propia galería con obras expuestas de Sandro y todos los amigos hipster, Gata tenía un poco de comodidad y dinero y todos eran un poco más felices. Miau, Miau en el alma de Gata.
En su cumpleaños 38, Gata había conocido a Gio, el mismo año en el que ayudó a Sandro con su primera pintura, Gata y Gio entablaron una linda conexión tan pronto como compartieron la primera copa de vino, ambos se notaron el uno al otro, mirando entre sus ojos con esperanza de: “ya no más!”, y la mirada del otro encontró una respuesta de: “Si, ya es suficiente!”.
Terminaron la cena, salieron y caminaron un poco en sentido a la catedral, se alcanzaba a ver a la distancia la plaza entre las calles angostas. Vendedores y globos a la distancia dictaban el camino sin decir palabra; para Gio era una noche perfecta, pensaba en su semana y lo que había logrado, ahora era Viernes por la noche y solo quería poder caminar al parque sabiendo que había hecho lo mejor posible en esa semana para mejorar su vida.
Gio sale un poco delante de ella al terminar la cena, ella se retrasa un segundo para tomar su mochila que está en la silla, cuando Gata sale lo ve meter la mano en el bolsillo y sacar uno de esos tubitos de plástico donde guarda el catnip, solo de entender su mood, Gata logra entrar en su mood también, los ojos se entrecierran un poco, la luz es tenue, es un largo pasillo hasta el parque donde se ve la gente a la distancia, Gata se acerca y pasa su larga, suave, felpuda, y a este punto, un poco inquieta cola entre las piernas de Gio y él solo con saber el mood en el que estaba Gata, entra en este mood, también.
Gata se sentía cómoda con Gio, tenían una conexión muy profunda y una relación hermosa. Entre tanta comodidad, sus pussybilidades estaban resueltas, sus finanzas con Sandro y sus amigos hipsters iba viento en popa en su galería, pero tenía una extraña sensación en sus adentros, algo la incitaba a corretear la luna, aún más si era luna llena.
Antes de emprender su viaje, le comentó a Andrea su mejor amiga, que la última vez que tuvo sexy-time con Gio recordó a Mininno…
- “Entonces le dije que no me importaba su estúpido café, que yo quería mi dinero porque ya se me había hecho tarde!!”, casi gritando le cuenta Andrea a Gata lo que pasó ayer en Scatbucks.
- “Cállate, necesito contarte algo…”, interrumpe Gata con tono sombrío.
- ”Ayer después de trabajar salí con unos amigos a tomar algo y llegué a la casa un poco ebria, tenía muchas ganas de que me montaran.”
- “¿Te metiste con alguien que no es Gio?”, pregunta con cara de: “Voy a golpearte si dices que sí.”
- “No”, responde Gata, y continua:
- ”Llegué del bar a la casa, Gio estaba en el balcón, lo vi recién entre y me fui hasta él con ganas de todo, pero entonces…”
- “¿Qué pasó?”, pregunta Andrea, ahora con cara de intriga.
- “Creo que es la primera vez que le hago el amor a Gio y solo podía pensar en Mininno”.
Esto llevó a Gata a separarse de Gio a pesar de tenerlo todo, luego de esta decisión tomada, Gata emprendió su aventura por Suramérica con el anhelo de sentir Miau Miau en su corazón y vagina.
Gata Blanca… ->
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