La pocilga del diablo.
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Mucho que decir, sin palabras para hacerlo, he estado experimentando un año entero de no se ques, no se que intente con eso, no se que quise con eso, no se que paso con eso, no ses, no ses, quizas, quizas.
Solo hay una cosa de la que estoy seguro, La Pocilga del Diablo siempre estará ahí para mí, de hecho, hasta me está esperando y se extraña cuando no la visito tan seguido.
Es un espacio único, dentro de calles oscuras, donde solo se llega cuando tu mente te cuenta historias de cositas ricas, odio y todo el daño que has hecho a los tuyos.
En la pocilga del diablo los cuentos prohibidos es lo único que contamos, y lo miembros de la pocilga, se ríen porque todos sabemos que por dentro, si quieres algo y que puedes jugar con la gente para obtenerlo. Aquí, celebramos el comportamiento pasivo agresivo y sabemos que le haces daño a los que no se lo merecen, brindamos cada vez que lo haces.
Hace un buen rato no sentía que me llamaban de la pocilga, pero parece que cuando me separo mucho de ella, empieza a mostrarse mi vida personal.
En la pocilga brindamos porque sabemos que sí estas usando a una persona para tu beneficio propio, emocional, monetario y sexual.
Si vas de visita al lugar, la desesperanza siempre te espera con un shot de tequila y brindamos por no tener alma y saber que en el fondo ya nos queremos morir.
Si visitas el lugar, más te vale reirte con todos de las frustraciones, de lo contrario ellas se reirán de ti, y si de casualidad la rabia está cerca es un combo peligroso, es mejor tenerlos dentro de los confines de la pocilga, de aliados son buenos chicos.
Solía visitar el lugar más seguido, el camino antes era de calles oscuras y pensamientos superficiales. Para esos momentos humanos la pocilga es lo mejor, es un lugar donde la decadencia hace performance y todos brindan y gritan por ella.
Allí dentro si de casualidad vas de visita con un amigo, puedes ver la Vergüenza haciendo muecas tras de èl con cara de muerto que mira a otro muerto.
Es mejor brindar con ellos como amigos en La Pocilga, ellos saben todos tus secretos, empecé a invertir tanto tiempo en La Pocilga que las calles pasaron de pensamientos oscuros a quizá tener un par de lámparas a medio caminar y si pasaba más tiempo yendo a La Pocilga menos me extrañaban esos demonios, una vez imposibles de satisfacer. Si los visitaba seguido, se calmaban y ya no tenían tantas cosas que contar o hacer, ya las habíamos hecho todas. Ya nos burlamos del amor, y de la vida, de lo patetico que eramos todos y de lo idiota que era cada uno. Ya brindamos por dañar al amor y porque el amor nos daño a nosotros.
En La Pocilga no hay nada que hacer si no beber y reir, reir del bien hecho porque eres un idiota y por hacer el mal porque eres un perdedor.
En la Pocilga sabemos que a lo que le dices amor, es sexo y carnaval, sabemos que la compañia de alguien es lo que quieres, pero no eres capaz de atreverte cuando lo tienes.
En la Pocilga sabemos que en el fondo no amas tanto a tu esposa si se la prestas a otro hombre.
En la Pocilga sabemos que buscas el alma pero solo puedes amarte a los cuerpos.
La Pocilga es el lugar donde solo eres tu y tus mejores amigos para siempre, los que no se irán y siempre saldrán si no los tienes en cuenta y los olvidas, ellos solos surgirán y veras que siempre y solo si estas dispuesto a ignorar, saldrán de alla y llegaran a la puerta de tu casa, donde vives, donde duermes, tu trabajo, tu cuerpo y tu mujer, todos en la pocilga ancian tu visita o visitar, fuera de tu vida, la desesperanza, el odio, el atajo y desamor, se combinan con el amor para hacer tu mente y tu corazón, la pocilga del mejor diablo.
Esos amigos estan bien si dentro de mí, caminando por esas calles de infinitos pensamientos dentro de pensamientos, y cuando no sabes como llegar, y ni siquiera sabes a donde ir, te encuentras en una calle larga y oscura, con unas pocas lámparas a medio caminar, si camino esas calles y estoy en presencia con ellos, cada uno toma su parte se rie de mi y de ellos mismos, yo tomo mi parte y me rio de ellos y de mi mismo al final.
Lo bueno de la Pocilga es que todo son juegos, juegos de llantos, gritos, lujuria, placeres y dolores.
Lo mejor que puede pasar: Felicidad asoma sus narices en el stand principal tratando de ser gracioso para todos nosotros, hasta el bartender le hace señas a Indiferencia para que le tire una botella, normalmente luego de Felicidad, llega el viejo y siempre gracioso Melancolía, ese tipo se las lleva. Si Melancolía quisiera estar en las grandes ligas del arte hablado, le iría tan bien como a Sarcasmo, de eso todos estamos de acuerdo en La Pocilga, pero de algo todos también estamos seguros, Melancolía no se vende.
Luego de mucho andar en La Pocilga, suele pasar que te vuelves parte del lugar.
Ese lugar.
Ni La Luna, ni la Mar me acompañan mas.
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